lunes, 30 de mayo de 2016



Universidad Católica de Temuco
Facultad de Educación
Taller Pedagógico I
Profesora: Mabel Valdebenito
Ensayo de la alumna: Margoth Ceballos Velásquez
Fecha de envío: 29/05/2016 



ENSAYO SOBRE VOCACIÓN Y CRECIMIENTO DE LA PERSONA


La vocación es como dice el autor Domínguez (2016) un plan de salvación con qué voy aportar en esta vida, que me hace sentido realmente en el fondo de mi trayectoria biográfica que va dando las señales hacia dónde va mi micro. En pregrado de Licenciatura en Artes Visuales en un ramo llamado Conociéndome y comunicándome de la UCT (Gatica, 2006) en el año (2006) recuerdo que nos hicieron participar en una didáctica que consistía en dibujar y pintar una micro, posteriormente en ella debíamos indicar -¿a quienes llevaríamos?, ¿hacia dónde iríamos?, ¿quién la animaba? y ¿quién la manejaba?. No tuvimos problemas con las tres primeras preguntas, pero la última todos nos equivocamos, porque la respuesta correcta era que siempre seríamos nosotros quienes manejaríamos esa micro con la animación de diferentes orientaciones religiosas, familiares o de amor, etc.

La vocación implica una misión a qué estoy llamado hacer no tan sólo para mí sino también para el contexto donde me corresponde influir o aportar. Esta misión que son mis acciones que están en latencia desde antes de tener consciencia de vida se van concretizando a medida que voy trazando un camino hacia donde deseo llegar, que corresponde a mi visión de vida. Todo en equilibrio con mi entorno que me correspondió vivir. Es una conjunción entre lo que plantea Flank (1991), Zubiri (1983) y Scheler (1996). Concordando con Domínguez (2016) “Parece, por tanto, que en la vocación hay llamada en función de lo que somos, y respuesta del modo concreto en que se quiere realizar eso que estamos llamados a ser y ya somos en el fondo.” (Domínguez, 2016. p. 34)

No hay que confundir una vocación ilusoria como el querer ganarse el Kino un juego de lotería sin jugarlo, es un proceso de descubrimiento de lo que traemos en el interior a lo largo de  nuestra vida. Hay personas que han dado fruto en su vocación ya en los límites de su existencia, Leonardo Da Vinci con su obra más reconocida “La Mona Lisa” la terminó pocos años de su muerte. Vincent Van Gogh no vendió ninguna obra en vida, pero después de su muerte se le ha reconocido y sus obras en el siglo XXI tienen un valor muy elevado.

El sentido de vida como indica Viktor Frankl (1991) es un sentir interno que emana y que nos llama en forma intermitente se esconde detrás de otras acciones que sin entender se confabulan para no perder el norte del asunto de nuestras vidas. Está tan conectado con nosotros que forma parte de nuestro destino como indica. (Scheler, 1996).

Esta vocación también implica un compromiso experiencial como indica Domínguez (2016) donde la vocación es tan determinante como establecer una relación sólida de pareja. Es decir, la vocación debe estar presente en todo lo que hagamos, o sea, debe estar constantemente inspirando nuestro actuar, aunque en determinados momentos tendamos al divorcio vuelve a nosotros el sentido que nos mueve en nuestro interior y nos quita la nube que nos impide ver con claridad lo que realmente nos interesa.

 Estoy de acuerdo con Aranguren (1972) que la vocación se forja en situaciones concretas, pero eso se debe a que es tan fuerte lo que inspira el actuar del ser humano que debe ser traducido en un algo. La vocación no es una moda, una tendencia, etc., que se pueda copiar, sino es algo que viene con nosotros y lo logramos comprender en las acciones que realizamos, que se nos presentan y que nos inspiran de forma enigmática. Comprendo que hay que estar a la escucha de la realidad de lo que es posible hacer a escala humana, lo que somos capaces de entender, pues todavía es muy limitado nuestro cerebro a los fenómenos que ocurren sin tener explicación científica, se escapa a nuestra naturaleza.

Coincido en que es una llamada a la felicidad como indica Ortega en el documento de Domínguez (2016) es comprensible o entendido desde una armonía o desde un don divino como indica Aranguren (1972), pues en la medida que atendamos a esa ansia interna de nuestro reloj de vida, liberamos cargas contenidas que se van modelando, pero no pierden su esencia.

Es claro que la vocación según el autor Domínguez (2016) propicia el sentido de la trascendencia, la armonía, la sanación psicológica-física-espiritual, etc., en un estado de equilibro en forma integral no parcial ni momentáneo. No es el resultado impuesto por el contexto en el que vive la persona, menos el deseo de satisfacer algo o solo obtener éxito por éxito sin sentido. La vocación es la clave que permanece constante en la historia biográfica de la persona que en la profunda reflexión emerge y se presenta exigiendo su realización.

El sentido de vida lamentablemente como dice Frankl (1990) desde el siglo XX se está perdiendo en las personas. La lectura clara del descubrimiento de la vocación surge a lo largo de la reflexión por los distintos pasajes de la vida buenos o malos como también en el contacto con otros en el momento de cómo ello nos leen. Así como el lector ideal de nuestras propuestas visuales nos puede curar nuestras obras, existen personas que en momentos menos inesperados, cercanos o lejanos detectan algo particular que nos define y nos clasifica en un color determinado, por dar un ejemplo. El compromiso con la verdadera vocación debe ser potente, pues se arriesga mucho, requiere seguirla con valor, entrega, optimismo, perseverancia, tozudez, fe, amor, compromiso y muchos otros valores del acoger con armonía lo que somos llamados a ser. Es un dinamismo interno, como un movimiento constante de adaptación a la vida, que está constantemente abriéndonos puertas y ventanas.

Lectura: Nº7
Título: Vocación y crecimiento de la persona
Autor: Xosé Manuel Domínguez Prieto. Miembro del Instituto E. Mounier.
Recuperado de:
URL:
Fecha: 16 de mayo de 2016



Referencias Bibliográficas:

Aranguren, J. (1972) Ética, Revista de Occidente, Sexta edición, Madrid.
Domínguez, X. (2016) Vocación y crecimiento de la persona. Miembro del Instituto E. Mounier.
Recuperado de:
URL:
Frankl, V. (1991) El hombre en busca de sentido, Herder, Barcelona.
Frankl, V. (1990) La psicoterapia al alcance de todos, Herder, 4ª edición. Barcelona. 
Gatica G, (2006) Conociéndome y Comunicándome. Universidad de Concepción. 2006. Temuco. Chile.
Scheler, M. (1996) Ordo amoris, Caparrós, Madrid.
Zubiri, X. (1983) Inteligencia y Razón, Alianza Editorial. Madrid.


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